Posteado por: Rafa "Corfú" | 21 septiembre, 2016

Retorno a Kérkyra 2.016 – Grecia / Julio

RutasGrecia

IMG_20160701_060950Como cada año. Saboreando ya la añoranza de la vuelta a casa, es momento de recapitular y, antes de que el tiempo empiece a hacer de las suyas, dar forma al relato de lo que ha sido esta campaña veraniega.

El día 1 de julio, y después del detenido tránsito por Italia, llego por fin a Corfú, Kérkyra, cumpliendo así mi primer objetivo de este viaje: el “Retorno a Kérkyra”. IMG_20160701_111216Mi primera recalada no puede ser otra que ese rinconcito, tranquilo y acogedor, de ese azul turquesa imposible de encajar en paleta de colores alguna, ni siquiera fotografiar, que nunca sale tal cual es… Ese color solo se puede sentir… Mi primer bañito había de ser con ELLA, solo así lo disfruté. Y solo así podía iniciar este nuevo periplo por aguas griegas. Cumplimentado este mi primer e imprescindible momento en Grecia, esa primera tarde atraco en el “puerto viejo” de Corfú. Es el puerto público, pero no me resulta agradable la llegada. IMG_20160701_200745A pocos metros del muelle hay una montaña de basura, fruto de lo que parece una huelga de basuras, de las que en España conocemos bastante bien… Pero vengo cansado y con el barco cerrado a cal y canto (con objeto de no permitir la entrada a algún roedor-explorador, previsible por lo de las basuras…) me dedico solo a descansar. Al caer el sol, y el calor, el olor desaparece y todo se normaliza.

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El día 2 ya me pongo en funcionamiento, que mis primeros visitantes llegarían por la tarde. Me dirijo a repostar a la cercana Marina Gouvia, tras lo que ya voy para Mandraki, mi puerto preferido de Corfú, al pie de la fortaleza veneciana de la ciudad. Aunque es un puerto muy demandado, el amigo Andreas, el “harbour master”, siempre tiene un sitio para el Corfú III. A última hora llegan y embarcan Flor y Javi.

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El día 3, lo pasamos en aguas próximas a la ciudad, fondeando en “Anemomilos”, que si os fijáis un poco quiere decir “molinos de viento”, lo que nos indica que el griego no debe ser tan difícil… Yo añado que no debe, pero lo es… Esa zona de la ciudad está lo suficientemente alejada del centro, mas saturado turísticamente. En una de esas tabernas del paseo marítimo, con la esplendida vista del Corfú fondeado, la fortaleza de Mandraki, y la bahía sur de la ciudad (en ese orden de belleza…) cenamos con los recién llegados, mi peke Vito y Jose, completándose así la primera tripulación.

El día 4, salimos bordeando la isla Corfú hacia el sur. Llegamos a la cercana isla Paxos, donde atracamos en su pintoresco puerto, Gaios, ubicado en un canal entre la isla y un islote adyacente. 13585155_10208657741435058_8484338052236886478_oEl atraque con el ancla es algo complicado, la estrechez del canal apenas permite extender unos metros de cadena. Además, el lugar es parada obligada de las temidas “flotillas” que a menudo pretenden cierto “dominio” del espacio disponible, cosa que choca frontalmente con la “filosofía del atraque griego”, que es libre y simple: el primero que llega atraca…

El día 5 seguimos al sur, a la cercana isla Antipaxos, y su más que fotografiada cala Voutoumi, pero que esta vez superará cualquier ocasión anterior, ya que tendrá al Corfú en primera fila…!!! Es una de las vistas mas conocidas de Grecia. Y concurridas… El fondeo está abarrotado. Además, han puesto una «corchera» como barrera a la entrada de la cala. Sin ella los barcos se metían hasta la playa…

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13569016_10208668424942139_9111254293995712325_oEl día lo terminaríamos fondeados en la cala norte de Parga, en la orilla continental. No conocía este sitio y me sorprendió gratamente. Es un pueblo de veraneo griego, con un paseo marítimo animadísimo y repleto de terrazas de tabernas y cafés. Este concurrido fondeadero cuenta con un curioso servicio de “wáter-taxi”. Un antiguo y pequeño barco de pesca tradicional, reconvertido en ferry, hace un servicio de traslado desde los veleros fondeados al cercano pueblo, como una milla. IMG_20160706_213928Por 5€ ida y vuelta, por persona, te ahorras el engorro de llevar tu zodiak. Lo asombroso del asunto es como es capaz, a la vuelta, de encontrar tu barco en la completa oscuridad, sin preguntarte, entre 30 o más barcos fondeados, de los que la única referencia es la luz de fondeo en el tope del palo, por supuesto, todas iguales… Va haciendo el reparto… los españolos, los italianis, los franchese, y así, de barco en barco… Absolutamente increíble…IMG_20160707_162353~3 El día 6 la ruta ya toma rumbo norte, por la costa hacia Sybota, otro pueblito turístico local, además de los muchos barcos que lo visitamos.

El 7 es el último día de la ruta, y ya de vuelta en la isla Corfú no podemos dejar de visitar, ahora JUNTOS, nuestro “rinconcito Kérkyra”. No está, lo sabemos, pero la sentimos, hoy un poquito más cerquita… No puede haber mejor despedida para nuestro… hasta pronto, TE QUEREMOS…!!!

A última hora de la tarde atracamos de nuevo en Mandraki. Con una buena cenita de despedida, seguida de unas copitas en el ambientado centro de Corfú, finaliza esta primera semana de ruta en Grecia.

 

A primera hora del día 8 desembarca esta más que especial tripulación y me dispongo a los preparativos para la siguiente ruta. IMG_20160709_123105

Siempre hago una completa revisión del motor y demás elementos esenciales, semanalmente, más o menos. Y puesto a la faena no tarda en saltar la alarma… Avería a la vista…!!! La bomba de alimentación de agua salada para la refrigeración del motor tiene un goteo… Aun no es grave, pero lo será en breve, así que no se puede demorar la reparación. Me traslado inmediatamente a la Marina Gouvia, en las afueras de Corfú y que cuenta con toda la infraestructura necesaria, tiendas especializadas, talleres mecánicos, etc. Disponía del repuesto a bordo, así que desmonté y llevé la bomba a un taller, que a pesar de ser viernes por la tarde, se pusieron manos a la obra rápido. Malas y buenas noticias… La mala, el eje de la bomba está comido y no vale… pedirlo llevaría varios días… La buena… ellos mismos, dos chicos jóvenes, pueden fabricarlo en el torno a partir de un tocho de acero…!!! A la mañana siguiente, a las diez del sábado, lo tengo listo para montar. Ahora, muchas millas después, puedo dar fe de la calidad del trabajo realizado, impecable…!!!

La mañana del día 9, solventado el incidente mecánico y relleno de combustible y agua estoy listo para recibir al siguiente grupo de visitantes, Luis, Cristina, Débora y Araceli.

Una vez todos a bordo, salimos para un primer bañito, que aprieta bien el calor y aunque el agua está a 29,82 grados algo refresca… Después ya si, por la tarde volvemos a atracar en Mandraki para poder visitar Corfú como se merece…

13619995_10208654863523112_641431957181233227_nEl día 10 salimos de Corfú hacia el sur, y enseguida tenemos un feliz encuentro: una preciosa tortuga Caretta se deja contemplar un ratito hasta que decide seguir su camino. Seguimos bordeando la isla, en dirección a la isla Paxos, donde al igual que la semana pasada, atracamos en Gaios.

El día 11 continuamos hacia el sur, a la cercana isla Antipaxos y su cala Voutoumi, donde igualmente repetimos visita. Por su belleza son paradas obligadas y no cuesta repetirlas una y cien veces…

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Tras la siesta de reglamento, continuamos hasta Préveza, donde llegamos al atardecer. No es un sitio que cuente con muchas simpatías entre los navegantes que frecuentan esta zona, pero a mí me gusta. Es un pueblete muy animado y con unas tabernas muy buenas, que más se puede pedir…??? Siempre hay sitio en su extenso muelle público. También hay una marina privada, que estuvo mucho tiempo abandonada y visité hace años, pero ya está funcionando, por lo que prescindo de sus nada baratos servicios.

El día 12 salimos de Préveza y en seguida tomamos el Canal de Levkada. Este separa la isla del mismo nombre del continente y es un canal artificial, aunque centenario, con unas 3 millas de recorrido.

En esta ocasión me sorprendió el extensivo trabajo de dragado que se estaba llevando a cabo. Eran cuatro o cinco dragas las que estaban trabajando. También ha cambiado el “barco-puente”. Hasta hace dos años era una especie de gabarra móvil que hacía las veces de puente. Ahora es un ferry como los que suelen comunicar las islas. Su eslora casi coincide con el ancho del canal, por lo que atravesado hace la función de puente en lugar de ferry. Cada hora se desplaza para dejar libre el tránsito de barcos por el canal, para lo que se forman curiosas y largas caravanas de barcos en ambos sentidos. Una vez abandonado el canal por el sur, se desemboca en los que llamaremos el “Jónico interior”, esta parte del mar Jónico al abrigo de las distintas islas, y por ello, con unas condiciones muy agradables para el disfrute de la navegación. A medio día fondeamos en la isla Megannisi, que en su costa norte cuenta con numerosas calas para un cómodo fondeo. Esa tarde, aprovechando un favorable viento térmico, como siempre del noroeste, atracamos en la isla Kalamos.  

Como siempre atracamos bajo la dirección del “practico espontaneo” del puerto, el amigo George, que no es otro que el dueño de la única taberna del puerto. Por la cuenta que le trae, se encarga con su lancha de organizar el atraque de cuantos más barcos, mejor. Y no lo hace mal. En un puerto, pequeño, que con 20 barcos se llenaría, es fácil encontrarse con 50 o 60, contándose por ahí que ha llegado a acomodar 100 barcos…!!!

A las “flotillas” que son los principales saturadores del puerto (pero también los mejores clientes) los dispone en paquetes abarloados de hasta cinco, o en segunda línea atracados en punta. Eso si, por la mañana, cuando toca salir y desenredar los inevitables líos de cadenas de anclas, el bueno de George no aparece…

En Kalamos no perdono la cervecita en la taberna de la playa Agripidia, un lugar que me parece mágico y merece dejar pasar la tarde allí. La cena al borde del agua en la taberna de George tampoco desmerece la visita a la isla, de mis preferidas del Jónico.

El día 13 salimos de Kalamos, una vez sale el vecino italiano y que nos tenía pisada la cadena a medio puerto. Nos dirigimos a ver, que no visitar, la isla Skorpio, anteriormente de Onassis y ahora de un ruso con los doscientos millones de dólares para comprársela.

También se ha comprado el islote adyacente, y con ello pretende hacer privado el canal que las separa, para lo que han puesto una línea de boyas supuestamente marcando la zona “privada”, además de un securata en zodiak… Pero como somos turistas guiris, no me doy por enterado y me dispongo a atravesar el canal y así poder curiosear lo que se ve, que es bien poco, ya que don Aristóteles se ocupó de sembrar generosamente la isla de especies arbóreas de todos los continentes, con el resultado de una vegetación espesísima que no deja intuir más que unos jardines cuidadísimos y un ejército de jardineros a su cuidado. Y nada más dejar ver nuestras cotillas intenciones, el securata y su zodiak se dirigen flechados hacia nosotros, situándose a un metro de mi banda de babor, sin decir ni pio, pero con su cara de eslavo-rapado-mala-hostia fija en mi careto, supongo que con la idea de intimidar… Con poco éxito, ya que salimos del canal por el otro extremo, momento en que el eslavo ya nos priva de su grácil compañía…

Por la tarde llegamos a Fiskhardo, en la isla de Cephalonia. Este es el puerto más de moda y por tanto, más demandado del Jónico, lo que se traduce en su nivel de ocupación… Alguna vez he conseguido atracar, pero esta vez la suerte nos es esquiva. Aun así, si está libre mi rinconcito de fondeo preferido, en la cala justo en la bocana del puerto. pano_20160713_195816Es una playita, bien protegida y con un muellecito para el desembarco cómodo con la zodiak. Para mi gusto este puerto está demasiado “manipulado” de cara al turismo. Me gustan más originales, aun reconociendo que el puerto está monísimo y merece la visita. Buen ambiente de tabernas, bares para unas copillas de postre, y tiendas con precios acordes a su esmerada decoración…

El día 14 seguimos haciendo ruta hacia el sur, ahora a lo largo de la isla Ithaka, donde fondeamos junto a su islita Pera, donde hay varias magníficas calas para el baño. Por la tarde pretendíamos llegar al norte de la isla Zákinthos, pero el viento sube más de lo esperado y deseable y mejor nos dejamos llevar en popa, hasta Kyllini, ya en la costa noroeste del Peloponeso. Es un puerto sin interés alguno, mas allá de su situación, en la boca del Golfo de Corinto y a mitad del largo recorrido a transitar. Un par de tabernas de buena comida también ayudan. Por lo demás, muerto, a pesar de las fechas en que estamos. pano_20160715_1517092

El 15 salimos hacia Lepanto, hoy llamado Navpaktos. El viento viene pisándonos los talones y al llegar a primera hora de la tarde hay más de 20 nudos, lo que me desaconseja entrar en un puerto tan minúsculo y encajonado como éste, por lo que fondeo en la rada en espera de la previsible mejoría de la tarde. Pasada una hora, entre racha y racha consigo entrar con unos 15, que ya es otra cosa… pano_20160715_190420El puerto es una fortaleza, semicircular, de menos de 100 metros de ancho, y casi toda ocupada por pesqueritos y lanchitas locales. Solo hay tres trozos de muelle disponibles, para no más de dos o tres barcos en cada uno. De fondo, suficiente, pero muy justito… Gracias a esas “peculiaridades” siempre que he venido he encontrado sitio, ya que a la gente le intimidan y prefieren otros sitios más sencillos. Para mí la visita es inexcusable, de parada obligada. El pueblo, inmejorable de ambiente de tabernas y, sobre todo, de unas terrazas y bares de lo más animados…

Otro aspecto curioso de este lugar es el recuerdo hacia Miguel de Cervantes que perdura, gracias a su participación en aquella memorable batalla de Lepanto, donde perdió una mano, lo que le valió el apodo del «Manco de Lepanto».img_20160716_094404

El largo e intenso día 16, habría de llevarnos a Patrá para finalizar allí esta ruta. Salimos de puerto y allí nos encaminamos. Pero el viento, en contra, ya sopla fuerte a pesar de no ser aun “su hora”, lo que presagia que luego iría a más, mucho más… La corriente también quiere su parte en la fiesta, por lo que decido cambiar el puerto de desembarco por el de Kiato, casi al final del Golfo de Corinto, y al fin y al cabo más cerca de Atenas, destino final de mis tripulantes a desembarcar. Las primeras horas fueron magníficas, solo con el Génova, la vela de proa, buen viento de popa, mar llana y esa corriente ayudando… Pero el día fue avanzando y con él el viento… Y de un pronosticado de 20 nudos nos plantamos en los 40,5…!!! img_20160717_150241Y no vinieron solos, se hicieron acompañar de una mar más que muy crecida y corta, de popa, dificultando el gobierno del Corfú. Fueron varias horas bastante desagradables, para alguna “tripulanta novatilla”, algo peor que eso… Pero cuando se me apretó un poquito la parte perineal fue llegado el momento de entrar en puerto. La recogida de la vela ya fue complicada con tal magnitud de viento, pero al aproximarme al puerto sentí que todos mis esquemas se tambaleaban… Esas aguas tan azulitas que tanto hemos disfrutado, me jugaron una mala pasada. Con una mar tan agitadísima y con una rompiente muy seria en la bocana, el color tan claro del agua me hizo dudar por un momento, eterno, de la profundidad en la bocana. Había estado en este puerto en 2.010, la información es numerosa y clara: fondo más que de sobra. Pero cuando percibes una señal tan contradictoria todo se vuelve incertidumbre… Con +/- 2,5 metros de ola, el calado disponible oscila mucho más de lo deseable… «la vigencia de la información»… «desde cuando no dragan estos tíos la bocana»… todo pasa aceleradamente por mi mente… Dos palos de veleros atracados en el dique exterior me facilitaron la decisión… Los minutos de atravesar la bocana hasta verme a salvo en la dársena son difíciles de describir. Sin duda ha sido la peor entrada a puerto de todas las que recuerdo, con diferencia… Pero no acaba ahí la cosa… Una vez dentro de la dársena, y aproados al viento, el motor del Corfú a toda potencia no conseguía acercarnos al muelle. La rachas impedían el avance… Solo entre racha y racha conseguimos poco a poco acercarnos, donde gracias a la rapidez de unos chicos griegos (tripulantes de uno de los veleros antes mencionados) al cogernos las amarras, pudimos atracar finalmente…!!! Esa noche una merecida cena y unos mojitos pusieron punto y final a esta ruta… Durante los mojitos… me dormía…!!! Estaba literalmente machacado…!!! A la mañana siguiente, las tripulantas desembarcaron, y el Corfú aun hubo de esperar un día más para continuar ruta, pues el viento no estaba por la labor…

El día 18, ya con la única compañía de Luis, salimos en dirección al Canal de Corinto, a donde llegamos con la suerte de no tener que hacer la, a veces dilatada, espera a que se forme el convoy.

Llegamos justitos y nos enganchamos a la cola del convoy, como a mí me gusta. Prefiero ir el último sin que nadie me venga pisando los talones. En esta ocasión el tránsito es bastante lento, a veces menos de tres nudos, debido, supongo, a que va un mercante en cabeza. Eso me permite recrearme y hacer fotos y video con calma. Finalizado el canal, y pasado por caja para abonar el peaje (152€), ya nos adentramos en el Egeo.

Nuestro primer puerto es Korfos, donde atracamos a media tarde. El puerto es público, como casi todos, pero aquí al acercarte, las tabernas a pie de muelle te ofrecen los puestos junto a ellos. Con carteles, y a voces, te ofrecen agua y electricidad gratis. Intentan así captar los clientes para la posterior cena en sus mesas a pie de muelle.

No son unos “gorrillas”, no hay presión, todo es cordialidad y bienvenida. Nada nos obliga a atender su ofrecimiento, pero qué demonios…!!! esta gente vive todo el año de esto y la temporada es corta. Esa noche, después de una estupenda cena en nuestra taberna “anfitriona”, el dueño entabla buena charla con nosotros y nos invita a un ouzo, su aguardiente nacional, al que he acabado aficionándome este viaje. Los griegos muestran por lo general una enorme simpatía por los españoles, nos consideran de los suyos, no como a los “del norte”…img_20160719_130320

El día 19 hacemos el corto recorrido hasta el puerto de Epidavros, que tiene como interés principal la cercanía al antiguo teatro del mismo nombre. Inmenso y en magníficas condiciones de conservación. Es un trayecto en bus de media hora, pero bien merece la pena, ya que la visita en muy interesante.pano_20160719_152836

El día 20 nos dirigimos a la isla Poros. Este es uno de los puertos de referencia en la zona y más visitado. Es amplio, con mucho espacio de atraque, que aun así a media tarde se llena. Los rezagados cuentan con un fondeadero totalmente protegido.

Es un sitio muy animado, con infinidad de tabernas y bares de copas, como pudimos comprobar a lo largo de toda la noche… Tuvimos la mala fortuna de atracar frente a la zona de bares de música, por lo que la noche fue muy intensa. Hasta las seis de la mañana que se hizo la calma… Que duro justo una hora, ya que a las siete en punto, domingo, las campanas de la iglesia vecina de los locales, y a apenas veinte metros del barco, tocó lo que a mí me pareció “a fin del mundo…!!!” Nunca había oído tal repique de campanas, ni en intensidad ni en duración. A las ocho se repitió… Y a las 08.30 comenzó el oficio religioso, retransmitido al país entero por la megafonía exterior…!!! Llegado a ese punto asumí que dormir, ese día, era tarea imposible, por lo que me puse a funcionar.img_20160723_202123

El día 21 continuamos de Poros a Ermioni, donde por la tarde fondeamos, y después de reconocer el puerto con la zodiak ya atracamos y permanecemos dos días.

Coincidimos junto a otro barco español, con atraque permanente en Grecia. Javier, su armador, nos da interesantes orientaciones sobre la zona. Son bastantes, y cada vez más, los que dejan los barcos en varaderos griegos para la invernada. Por 150€ o 200€ al mes se almacena el barco en seco, hasta la siguiente temporada. Últimamente, además, los varaderos griegos están poniendo el cartel de completos, debido a que muchos barcos que antes invernaban en Turquía o Túnez, ante el deterioro de la seguridad en esos lugares se están cambiando a aguas más seguras.

El día 23 regresamos a Poros, para el relevo de visitantes. Desembarca Luis y el día 24 embarcan Elena y Sofía.

El día 25 iniciamos esta nueva ruta que nos llevará al Golfo Argólico. La primera etapa nos lleva de nuevo a Ermioni. Ya lo visité en 2.010 y no me causó una impresión especial. Sin embargo en esta ocasión me ha gustado mucho. Es un lugar muy agradable y tranquilo, con todo lo necesario para una escala, buenas tabernas, mejores terrazas, supermercado grande y bien surtido a precios normales, y sobre todo, un puerto menos saturado que los de la zona del Sarónico, más próximos a Atenas y por tanto más concurridos por los barcos de charter y las temidas flotillas. Ya las he mencionado en alguna ocasión, son una modalidad de charter sin patrón, pero integrados en un grupo de 15 o 20 barcos que navegan juntos, dirigidos y apoyados por un barco guía de la empresa. Cuando una de estas flotillas llega a unos de estos pequeños puertos, lo satura sin remedio. La clave está en adelantarse a ellos que suelen entrar sobre las 18:00, no hay mas…

El 26 llegamos ya al Golfo Argólico y en él a la isla Spetses. Es el sitio más emblemático de la zona, en el que curiosamente no hay lugar donde atracar, ya que el poco espacio disponible está copado por los barcos de excursiones y pequeñas barquitas locales. Se trata de una cala en la que los visitantes nos fondeamos en la orilla, con un cabo a tierra, modalidad de fondeo imprescindible en Grecia. El pueblo es todo peatonal, bonito y animado, repleto de tiendas interesantes, tabernas, terrazas, etc. etc.

El día 27 rodeamos la isla Spetses para cruzar a la orilla contraria del Golfo, al puerto de Tyros. Aquí cambia el ambiente. Del turismo de “alta gama” de Spetses pasamos a un pueblo de veraneo local, modesto, tranquilo y muy agradable. img_20160728_085822El puerto está recién reformado y tenia buena pinta. A la mañana siguiente comprobamos una característica negativa: el fondo es un manto de alga por lo que el agarre del ancla es nulo. Para completar la faena, al levar para marcharnos engancho el ancla en un enorme rezón abandonado y dos cabos de fondeo que “pasaban por allí”… A 8 mts de profundidad, en mi limite de buceo, las paso canutas para liberarme. Pero como le tengo mucho cariño a mi ancla… al final me libero y salimos.

El día 28 y tras la odisea, por aquello de estar en Grecia, salimos rumbo al norte, al pueblo de Astros. Este también está recién reformado, y dispone de dos pantalanes flotantes. Uno de barcos locales y pesqueros, el otro casi vacío, donde atraco de costado con total comodidad.

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Además hay un amplio muelle donde atracan los transeúntes normalmente con el ancla a proa, y que dispone de luz y agua, cosa que no necesito. El pueblo está muy bien, con todo lo habitual que hace una estancia agradable por estas aguas. Aquí recibo la visita de la Guardia Costera para verificar la documentación, cosa muy infrecuente en Grecia. Me piden el “Dekpa”, que es un permiso para navegar por aguar griegas, que está en la practica en desuso y nunca he tenido. Me citan a la mañana siguiente en la Capitanía del Puerto, donde acudo puntualmente. Después de las muestras de simpatía hacia España de rigor, y como ellos tampoco disponen de este documento para expedirlo, me redactan una autorización, para que lo obtenga en el “próximo puerto”. Como nadie dispone ya de ellos, eso suponía una autorización de facto, si alguien me lo volviese a pedir… cosa que luego no ocurriría. En este puerto, como en el anterior, también recibo la visita de la Autoridad Portuaria municipal para el cobro de la Tasa de Atraque: 6,20€ diarios. El personal encargado al efecto suele pasar por la tarde por los barcos a avisar. Si no encuentran nadie a bordo… pasan de largo y no vuelven. Si es fin de semana, tampoco trabajan, por lo que no se paga… Entre unas cosas y otras se paga uno de cada varios días.

El día 29 llegamos a Navplio, fin de ruta y desembarque de las últimas tripulantas. Navplio es una ciudad interesante, que brevemente llegó a ser capital de Grecia, y que tiene un casco antiguo muy bonito, repleto de comercio, tabernas y un paseo marítimo de terrazas animadísimo.

También tiene un castillo, veneciano como todos los de la zona, en lo alto de una montaña que domina toda la ciudad. Son nada menos que 900 peldaños los que tiene la subida, (que mi grumete Sofia se encargó de contar uno a uno…) pero la visita y la vista bien merecen la pena el esfuerzo, que no es poco…

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A partir de este momento continuo la ruta en solitario y finaliza este capítulo. Agosto rodeando el Peloponeso merece su propio relato.

 


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