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El 27 de agosto desembarcaron los últimos tripus de la temporada, lo que supuso varios cambios en la vida a bordo. El primero es el cambio de «ritmo». Si estando en ruta nos movemos a diario, cada día un nuevo puerto, un nuevo fondeo, ahora me permito un ritmo algo mas pausado. Me quedo dos o tres días en ese puerto que me resulta tranquilo, o en ese fondeadero que lo merece, y de esos hay muchos… Otro cambio notable es la actividad diaria. Mis largos paseos vuelven a ser rutina, y sobre todo, las cenas en esas encantadoras tabernas se van espaciando, que no desapareciendo. Todo lo anterior es bastante lógico: cuando os tengo a bordo me apasiona compartir con vosotros todo este mundo, lo que no quita que acabe agotándome. Embarcáis unos días y se han de aprovechar al máximo, normal. Pero ahora toca disfrutar del silencio a bordo, lo que me dispongo a contaros a continuación…
Este es el gráfico de la zona en que me moví el mes final antes de regresar a casa. Navegando primero hacia el norte a las islas Paxos y Corfú, costeando luego hacia el sur.

A un mes del fin de la temporada había llegado el momento de planear la invernada. Después de pedir varios presupuestos, un pequeño varadero en Preveza parecía adecuado. Y como lo tenia cerca de la zona donde pasé todo el verano, allá que me dirigí para visitar las instalaciones antes de decidirme.
La salida norte del «mar interior» hacia el Jónico abierto se produce a través del Canal de Levkada. Es un canal artificial, aprovechando unas marismas perfectamente balizado y dragado. La unión de la isla de Levkada con el continente se hace a través de un puente móvil, que en realidad es una barcaza que se retira a cada hora en punto. Hay bastante tráfico por lo que entre apertura y apertura se forma una curiosa caravana de barcos en ambos sentidos que se apuran en pasar porque solo abren unos minutos, los mismos que está detenido el trafico rodado en la única conexión de la isla con tierra firme. Realmente curioso.


Preveza tiene un enorme muelle público, además de una cara marina privada. Un buen atraque, por 8,98€, con luz y agua aparte, en un paseo marítimo muy agradable y céntrico. Aquí aprovecho para visitar el varadero que si, decidido, será mi base de invernada, pero eso os lo cuento al final. La ciudad es perfecta como base, ya que cuenta con toda la infraestructura náutica necesaria.

La isla Paxos es la primera parada de la rutilla que me he montado para apurar estos días, ya en septiembre. Es una isla pequeña de apenas 12 km de norte a sur con su «capital» en el pueblito Gaios. Su muelle municipal es el mas caro de todos los que he visitado este verano, 24,30€, consumos aparte. Cierto que estuve dos días y el segundo no apareció nadie a cobrar… lo que ocurre con bastante frecuencia. El pueblo es una preciosidad, motivo por el cual está abarrotado y hay que estar bien pronto para encontrar sitio de atraque y eso que ya no estamos en el pico de la temporada…
Tal como os he contado, estando solo mis rutinas se hacen mas relajadas y una de ellas son las caminatas de exploración por los alrededores de los puertos. Esta islita es un buen lugar para ello, tiene unos paisajes increíbles.





Corfú está en una categoría aparte. Llegar a esta isla entraña para mi una amalgama de sentimientos, variados, intensos, y que disfruto de entregarme a ellos cada vez que vuelvo por aquí. Van pasando los años pero avistar la fortaleza de Mandraki aun ejerce un inalterable efecto «túnel del tiempo». Los tres días que me quedo esta vez refrescan y confirman lo dicho.
Que el puerto, Corfú Sailing Club, se ubique en la fortaleza de Mandraki convierte el atraque en un espectáculo. La salida a la ciudad es a través de arcos y pasadizos de la muralla veneciana. Hay mas historia entre estas murallas que la que tienen muchos países. El puerto es caro, pero gracias al amigo Andreas, el contramaestre, el Corfú IV tiene tarifa muy especial…




Me gusta perderme horas por esas calles, sin rumbo, sin destino, solo recorrerlas, sentir. Rememorar lo que ya apenas recuerdo pero aun siento. Desconocía entonces que Corfú se me había quedado tan impreso. El Corfú IV solo da testimonio de ello y que me haya traído hasta aquí, como hicieron el II y el III, le reconoce su autenticidad. Cosas mías…
Corfú es un destino turístico de primer orden. El turismo náutico es una industria aquí. y son cientos los barcos que navegan sus aguas en temporada, con sus tripulantes… Tanto a su aeropuerto como a su puerto de cruceros llegan hordas de turistas que a pesar de inundar sus calles no lo hacen un lugar masificado o incomodo. Es fácil disfrutar de cierta tranquilidad en callejas y plazas.





Una de las cosas que mas valoro de estos viajes es la posibilidad de hacer amistades aunque no me prodigo mucho en ello, como creo ya sabéis. Pero si es cierto que una o dos veces cada temporada se alinean los astros y de forma bastante fortuita se produce el encuentro con personas con quienes de inmediato fluye una afinidad que da inicio a una de tantas enriquecedoras amistades que voy manteniendo a lo largo de los años. Tal fue el caso con esta encantadora pareja, Antonio y Myriam. Coincidimos en Corfú, ellos en su barco el Moan, y después nos fuimos reuniendo en Vonitsa y la isla Kefalos. Divertidísimos ratos los que hemos compartido y que sin duda volveremos a disfrutar cuando nuestras derrotas se vuelvan a cruzar.



Buen ejemplo de lo anterior, Claudio y Corinne son otro curioso caso. Italianos, coincidimos en la isla Panteleria (Italia) en 2010. Nunca volvimos a coincidir pero siempre hemos mantenido un fluido contacto «virtual», hasta que este verano volvimos a reunirnos en Corfú, donde residen casi todo el año y tiene base su barco. Un enorme placer reencontrarnos. Ci vediamo presto…!


Sagiada: Tras unos días intensos este puerto es el contrapunto perfecto. Un lugar fuera del circuito habitual mas turístico. Solo hay dos mts de calado lo que limita mucho los visitantes. Tranquilidad absoluta, apenas tres tabernas y un mercadillo de pescado fresco. Paseos, buena comida, calma… Todo.


Continuo costeando hacia el sur la costa frente a Corfú. En Valtou no hay nada y ese es el atractivo de este fondeo, una cala profunda con solo alguna piscifactoría en la entrada. Ni casas, ni tabernas, nada. Solo unos cuantos barcos y la calma total. El resto, disfrutarlo, corre de tu cuenta.

La islita Ag. Nikolaos, que viene siendo como el patrón de los marineros, está entre la islita Mourtos y la costa de Sivota. Deshabitada, tiene un buen fondeo protegido y algunos rincones y calitas fantasticas, sobre todo en las primeras horas. Después empiezan a llegar lanchitas de alquiler que rebajan mucho el interés del lugar.


Parga se ha desarrollado mucho en los últimos años. De ser un destino de turismo local ha pasado a albergar numeroso visitante sobre todo británico. Aun así, conserva bastante de su esencia por lo que no lo borro de mi lista, todavía. El pueblo es bonito y animado, repleto de bares y tabernas. El castillo sobre el peñón que domina el pueblo es una visita obligada.
El pequeño muelle del pueblo está reservado para los barcos de excursiones. El fondeadero en la cala vecina es amplio y aceptablemente protegido, acogiendo a una buena cantidad de barcos en buenas condiciones. El desembarco con la embarcación auxiliar es fácil pero la curiosidad viene de un servicio de barqueo desde los barcos al muelle del pueblo. Por 5€ por persona te recogen en un antiguo pesquero en el barco y te devuelven en servicio continuo hasta las 23:00.




Skala, otro fondeo desierto o casi… Solo hay un chiringo, un remolque con una terraza muy rustica, pero en un entorno totalmente idílico. Playitas, cuevas, senderos, lo que forma un paraíso vaya… No dudo que mas en temporada esté demasiado masificado pero en sept. es cómodo.




El Golfo de Artá se abre tras la ciudad de Preveza a través de un angosto estrecho. El Golfo abarca un mar cerrado de unos 40 x 15 kms. Pero su carácter casi de «lago» no le resta vitalidad en absoluto. Las aguas son cristalinas con poblaciones de delfines mulares, tortugas, y unos sabrosísimos langostinos tigre… La calma en sus aguas y los vientos moderados son una delicia para la navegación a vela y los fondeos tranquilos.
Vonitsa es la mayor población del Golfo. Un pueblo con buena playa y algo de turismo local, y toda una oferta de tabernas y comercios. El enorme castillo que domina la ciudad tiene una agradable visita y mejores vistas. El puertecito a 6,35€ y en obras de mejoras cumple con su función, siendo el fondeo también factible.



El islote Kefalos de forma triangular y apenas 200 mts de lado, es un pequeño paraíso en mitad de este Golfo. Allí volvieron a reunirse el Moán y el Corfú. Gran día de playa, buceos, comida y buenos momentos como despedida, por esta vez…



Menidi es un pequeño pueblito en la costa norte del Golfo, donde me dirigí ya en solitario. Tiene un puertecito copado por pequeños pesqueritos dedicados a la captura del langostino, por lo que hay que fondear. Ya casi desierto a estas alturas del verano, tiene un agradable paseo marítimo y playa, lleno de tabernas y cafés desde los que se disfruta de un ocaso evocador.




Continuando mi particular exploración de este Golfo de Artá, me adentré hasta el fondo sur, a la cala de Loutraki. El lugar, idílico, parecia el adecuado para un fondeo en la calma total, nada en los alrededores excepto una solitaria taberna… Asi que no habia mas que escoger el punto de fondeo y entregarme al dolce far niente…

No pudiendo resistirme a probar la taberna, llamada Bardis, opté por hacerlo mejor a medio día y no para la habitual cena. Y embarcando en la auxiliar allá me dirigí. Tremenda sorpresa cuando me encuentro a un grupo de «guiris» departiendo con los taberneros y pisando uvas…!!! Por saludo me ofrecieron un vaso de ouzo y tras las presentaciones pertinentes y empleando la conocida expresión griega de «sujétame el ouzo» me dispuse a hacer lo que en mi vida había hecho, pisar uvas… La celebración se fue animando, llegando al zenit cuando aparecieron directamente desde las brasas con un cerdito bien churruscadito. Se trata de una costumbre de la familia Bardis que cada 15 de septiembre y como fin de temporada ofrecen está celebración a sus clientes, a lo que me acogieron sin conocerme de nada, tan solo por que aparecí por allí… El sitio justo en el momento adecuado. Por cosas así adoro a este país y sus gentes.


Para el 16 de septiembre es hora de volver a Preveza y comenzar los preparativos de la varada. Hay bastante por hacer. Las velas están totalmente secas pero amenaza lluvia en breve, por tanto urge recoger la vela de proa, el genova, antes de que se moje. Es imperativo guardarla sin humedad alguna. Mismo caso el de los toldos y cabullería. Hecho esto ya pude dedicarme a la limpieza del interior. Todo el invierno cerrado requiere que quede bien limpio y seco, para evitar sorpresas al regreso en abril…

Pero no todo es trabajo. Esos días también los dedico a disfrutar la animada ciudad y a mis caminatas turístico-deportivas…





El 21 de septiembre es el día de la varada. El varadero Margarona, de la familia Manetas durante cuatro generaciones, será la casa del Corfú IV este invierno. un pequeño negocio familiar que me ofrece mas tranquilidad que los tres enormes varaderos al otro lado de la bahía. Ya en seco, continuo con los preparativos.




Y por fin, el 25 de septiembre y una vez arranchado el barco para afrontar el largo invierno en «soledad» vuelo de regreso a casa, de Preveza a Málaga, con escala en Roma. Lejos queda ya el 5 de mayo cuando dejé atrás Benalmádena para iniciar esta larga temporada que tanto disfrute nos ha aportado a cuantos me habéis acompañado a bordo y desde el otro lado de esa pantalla. A todos, gracias. Me despido con el deseo de encontrarnos de nuevo en el Corfú.

Me interesa tu opinión...!!!