De Baleares a aguas de Cartagena.
Amanece en Ibiza, hora de partir…!!!
Recuperada la apacible soledad a bordo, tras el desembarco de mis últimos acompañantes, me dispongo a abandonar Baleares rumbo a la península. Pero aun habré de esperar un par de días en espera de un viento mas favorable que el suroeste que lleva unos días soplando. De forma que abandono Ibiza hacia la costa Este de Formentera, con buen resguardo para esas condiciones meteorologicas.
El rincón «Es Caló» es un magnífico y amplio fondeadero. Con estas condiciones de viento, está bastante concurrido, aunque dada su amplitud, no resulta incomodo.
Es Caló
Es Caló es una zona menos desarrollada que otras partes de la isla, aunque en general, Formentera está bastante poco explotada, en comparación con otras zonas turísticas en el resto de islas Baleares. Con el viento mencionado, el suroeste, («lebeche» como es conocido en todo el levante español) el fondeo en esta zona es perfectamente confortable.
Conjunto de «casetas-varadero» típicas en la Pitiusas.
En la Pitiusas, Ibiza y Formentera, son muy tradicionales las «casetas-varadero», tradicionales chozas para el almacenaje de las barcas de pesca. Como las construyen en alto, cuentan con unos railes por los que deslizan la embarcación hasta el agua. Apenas están construidas con unos palos y tablones, de forma absolutamente rudimentaria. Forman parte esencial del paisaje de estas islas.
En un par de días el viento rola a un cómodo sureste que me viene estupendamente para el tránsito hacia la costa alicantina. Directo a Calpe, todo a vela, donde solo fondeo al atardecer para pasar la noche.
Al día siguiente la ruta me lleva a la isla de Tabarca. Es una pequeña isla frente a la costa de Santa Pola, Alicante. El vientito del sureste, de través, se mantiene casi todo el tránsito, por lo que es un día mas de plácida navegación a vela.
Tabarca
No siempre es posible detenerse a darle una visitita, ya que el pequeño puertecito, a penas un espigón de abrigo, no es practicable, por tamaño y calado. Los fondeaderos disponibles ofrecen limitado abrigo. De hecho, solo el del sur me gusta. El del norte, próximo al puerto, tiene un fondo muy complicado de piedra y algas.
Tabarca. Fondeo sur.
El del sur es mucho mas apropiado, pero hay que llegar al atardecer, cuando los «domingueros» regresan a los puertos de la zona, ya que es un fondeadero diurno muy popular en verano. Al anochecer se queda algo mas despejado, que no vacio…
Ocaso en Tabarca
El pueblito que albergan sus murallas es bonito, pero su historia es mas que curiosa, que la Wikipedia nos cuenta así…
- La historia de la actual Tabarca comienza en 1768, cuando Carlos III, instado por el mercedario fray Juan de la Virgen, consiguió la redención de un grupo de sesenta y nueve familias de origen ligur que, bajo el gobierno de la República de Génova se habían instalado en la isla tunecina de Tabarka. Esta isla, que distaba unos trescientos metros de las costas norteafricanas, había sido sometida por el bey de Túnez en 1741 y había reducido a sus habitantes a esclavitud. En ese estado permanecieron hasta el 14 de octubre de 1768, en que comenzó el rescate, que se alargó hasta el 8 de diciembre del mismo año. Probablemente los tabarquinos llegaron por vía marítima a Cartagena y, de allí, en carretas hasta Alicante, donde quedaron provisionalmente instalados en el Colegio de la Compañía de Jesús, vacío tras la expulsión de los jesuitas en 1767. Finalmente el conde de Aranda consiguió su traslado a la isla de Santa Pola, a fin de permitirles recuperar el hábitat cotidiano, así como que pudieran seguir ejerciendo la pesca como actividad predominante. Además, el conde había estimado que una población civil estable en la isla sería una gran ventaja a la hora de mantener la plaza. Por tanto, no sólo se construyó un fuerte, sino que también se edificó un poblado con categoría de ciudad, que tomó el nombre de Nueva Tabarca. En total, fueron 296 los tabarquinos instalados en la isla, de los cuales 31 habían nacido en Italia, 137 en Tabarka, 70 durante el cautiverio en Túnez y 58 durante el cautiverio en Argel.
Fuera del recinto amurallado se encuentra la fortaleza defensiva y el faro de la isla.
Disfrutada Tabarca, como se merece, continuo hacia el sur, llegando de nuevo a uno de mis puntos de referencia en la zona: Cabo de Palos.
Cabo de Palos
Esta vez voy de paso, pero volveré… Tras a penas un dia de descanso, continúo hacia Cartagena, para una mas breve aún parada logística, recarga de combustible y agua. Y de ahí hacía el que será mi destino en el siguiente mes y medio, solo con algunas salidas que os contaré…
La Azohía es ese lugar elegido. Se trata de una bahía, en el Golfo de Mazarrón, costa de la Región de Murcia.
La Azohía
Está totalmente protegida a los predominantes vientos de levante, por lo que es un sitio ideal para fondeos de larga estancia.
La Azohía
Es un lugar que me cautivó la primera vez que lo visité, en el 2009. Sus aguas, cálidas y cristalinas, poco tienen que envidiarle a otros lugares de mas fama. El nivel de ocupación es bastante tranquilo, especialmente por las noches. En la imagen sobre estas lineas, se aprecia en la parte inferior, la zona de fondeo local, con barquitas en sus muertos. La parte superior de la imagen es la amplia zona de fondeo libre. Fondos limpios entre 4 y 8 metros de profundidad.
La Azohía un 24 de julio…
En agosto nunca pasó de 10 barcos en fondeo nocturno. Únicamente los fines de semana, con fondeos diurnos, el nivel de barcos sube algo mas de lo deseado, aunque sin tener nada que ver con lo visto y vivido en Baleares, a penas empezando al temporada… En tierra encontramos un lugar de veraneo familiar, principalmente local, en el que encontramos todo lo que podemos necesitar en una estancia prolongada.
Con mi amigo Javi
Un interminable y agradable paseo marítimo por el que pasear al atardecer. Hay un pequeño pero surtido supermercado y varios sitios para las cenitas muy aceptables. También, y muy importante, varios sitios para las copillas, de los que destaca el «Rockola», chiringuito en la playa, con música en directo y magnífico ambiente. Ya son muchas las que me he tomado allí con mi antiguo compañero y gran amigo Javi Bejar, habitual de la zona. A la misma orilla del agua, es visita obligada con cada una de mis visitas a bordo.
Una de estas visitas, fue la de otro antiguo compañero, Alejandro Gamboa, magnífico piloto y mejor persona. Después de años sin reencontrarnos, ha sido un placer su
embarque en el Corfú, que nos ha permitido ponernos al día de nuestras peripecias de los últimos años, que no han sido pocas ni poco intensas…
Los días de fondeo pasan, y uno de ellos, es la festividad de la Virgen del Carmen, patrona de los marinos y que en el Corfú se celebra como se merece, con el «engalanado general». Otros dias recalan en el fondeadero barcos o artefactos flotantes curiosos… Este es un trimarán de la organización ecologista Sea Shepperd.
Otros días solo la contemplación del fondeo llena el día a día…
Sigo alternando mi apacible anti-rutina a bordo, en solitario, con las visitas. Y digo anti-rutina porque me someto poco o nada a una vida mas o menos organizada. No tengo horario y el día se desarrolla según mi apetencia. Me levanto cuando me despierto, que no es muy tarde, como cuando tengo hambre, me baño si tengo calor, bajo a pasear con la fresquita de la tarde, y me acuesto cuando tengo sueño… Asi de simple.
Y así, llega el momento de otro embarque y compartir mi día a día. Luisa, mi peke Vito y Jose comparten unos días y sus buenos momentos. Tiempo de baños interminables, paseos, descanso al sol, mojitos al atardecer, buenas comidas, ratos en buena compañía…
En alguna ocasión, barcos con amigos pasan por estas aguas, lo que nos da la oportunidad de echar unos buenos ratos. Esta vez recibo la visita de los amigos Fico y Belén, con su Takaroa, barco gemelo al Corfú, que vienen desde su base en La Línea.
El Corfú, desde el Takaroa
Nos reunimos en la Azohia, desde donde nos dirigimos a Cartagena, que ya va tocando una parada «logística». Es momento de rellenar despensa, agua y demás. Tampoco vienen mal un par de días de cambio de ambiente. A veces esto ocurre cada semana, o diez días, o dos semanas, según me lo pida el cuerpo…
Ya en la bahía de Cartagena, y antes de entrar en puerto, fondeamos a echar la tarde en la ensenada de Fatares. Como es habitual, en cada fondeo me hago la excursión a los riscos próximos buscando las vistas «aéreas».
El Corfú junto al Takaroa. Al fondo Cabo Tiñoso
Cartagena, como ya he mencionado, es la segunda «base» del Corfú. Disfruto las estancias en su amable Real Club de Regatas, donde es fácil sentirse como en casa.
Estar en puerto brinda a veces oportunidades interesantes. Cartagena tiene en verano un festival de música, «La mar de músicas», que ofrece una enorme variedad de actuaciones.
En esta ocasión coincido con el viejo conocido Franco Battiato, que aunque ya mayorcete… ofrece un bonito espectáculo, que disfruto como amante de la música italiana que soy, desde siempre, lo que es mucho tiempo…
Alternando con mis estancias en la Azohia, también rindo visitas a Cabo de Palos. En esta ocasión, tengo a los amigos Vicente y Diego, lo que me supone un interés añadido a las siempre agradables visitas a este puertecito.
Y así voy pasando el tiempo, entre fondeos, cortas estancias en puerto, otros fondeos… Pero ya se acaba agosto y es hora de cambiar de aguas, septiembre aguarda con otras actividades… Queda una ultima visita a Cartagena, para el aprovisionamiento del viaje. Y poder también encontrarme con mas antiguos compañeros de la Armada. Siempre agradable el reencuentro con quien compartí tantas experiencias.
Continuará…
El Mediterráneo desde el Corfú IV 